Kokino es uno de los yacimientos arqueológicos más curiosos y sorprendentes de los Balcanes ya que es uno de los observatorios megalíticos que mejor permiten estudiar gracias a la arqueoastronomía, la interpretación que poblaciones prehistóricas dieron a los fenómenos astrales.
El yacimiento prehistórico.
En 2001 la arqueóloga Jovica Stankovski, directora del museo nacional de Kumanovo descubrió que esta colina albergaba un observatorio megalítico de la Edad de Bronce. Un año más tarde publicó junto al responsable del planetario de un centro cultural Juvenil de Skopje Gorje Cenev , las investigaciones sobre la función astrológica y sagrada del enclave de Kokino.
Kokino es una aldea cercana al municipio de Staro Nagoričane y el observatorio se halla en la cima de origen volcánico de Tatićev Kamen, a poco más de mil metros de altitud. Aunque el elemento principal del yacimiento es el observatorio, el yacimiento cubre un vasto área de unas treinta hectáreas, con evidencias de asentamientos de la Edad de Bronce que van desde el siglo XIX al VII aC. La mayor parte de los objetos encontrados en las excavaciones son de los siglos XVI- XIV a.C, entre los que hay vasijas de cerámicas, piedras de molino para machacar el grano, un molde para fundir hachas de bronce, o ajuar funerario. Parte de los restos se pueden observar en el Museo Nacional de Macedonia en Kumanovo.
Algunas grietas de la ladera conservaban ofrendas funerarias por lo que se ha interpretado que Kokino, además de observatorio de los astros pudo ser una montaña sagrada para las poblaciones de aquel momento. Uno de los ritos llevados a cabo en la montaña estaría relacionado con el culto a la fertilidad ya que las grietas estaban selladas con tierra y pequeñas piedras para tapar los recipientes llenos de ofrendas, siendo la montaña el cuerpo de la Diosa Naturaleza y las grietas en las rocas las aberturas de su vientre.
El «observatorio megalítico» de Kokino se encuentra en dos plataformas naturales en lo alto de la colina que tienen unos 4.000 años de antigüedad. Cuatro enormes tronos de piedra orientados hacia el este, conforman la plataforma inferior. La plataforma superior consta de marcadores tallados en rocas, tres para estudiar el movimiento del sol y los solsticios y cuatro para las fases lunares.
La gente de Kokino conocía el calendario lunar con el ciclo que cada 19 años marcaba el mismo punto en el observatorio. La duración de los meses lunares de invierno es de 29 días, y los meses lunares de verano son de 30 días. Monitorizando la salida de la Luna, los observadores antiguos notaron que aunque los años regulares tienen 12 meses lunares, cada 2, 5, 8, 10, 13, 16 y 18 años cambian a 13 meses lunares. En los años regulares hubo 6 meses de invierno cada uno de 29 días, y seis meses de verano cada uno con 30 días. En los “años bisiestos”, se agregó un mes de verano con 30 días de duración. Este calendario permitió fijar una relación entre los cambios estacionales reales y las actividades de cultivo agrícola y ganadero.
La predisposición natural de estas rocas de andesita a resquebrajarse vertical y horizontalmente causó la formación de bloques de roca cúbicos ideales para que los habitantes prehistóricos pudieran moldear fácilmente los marcadores y observar el movimiento del Sol y la Luna o para realizar actividades religiosas ritos.
La interpretación hecha por los arqueólogos indica que estas piedras de gran tamaño equivalían a marcadores fijos que permitían estudiar el movimiento del sol y la luna en los solsticios de verano e invierno, y los equinoccios. De esta manera se podía fijar el comienzo de los cultivos, vital para poblaciones que avanzaban hacia hacia el neolítico y los cultivos de grano, fundamentales para el sedentarismo.
La realización de un calendario fue una de las funciones básicas del observatorio megalítico «Kokino». Probablemente, el anuncio de los días en que comenzaron las estaciones se hacía encendiendo un fuego en la cima de la montaña. El lugar estratégico de la colina, con una vista de más de 30 km,permitía a los habitantes de los lugares circundantes ver el fuego.
Kokino es uno de los candidatos a entrar en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad de Unesco. La agencia de la Nasa lo citó como uno de los antiguos observatorios que permitieron a la humanidad avanzar en el estudio astronómico. A menudo se denomina a Kokino como el «Stonehenge de Macedonia».
Visita a Kokino
A simple vista el visitante no advierte rastros muy visibles de lo que fue el observatorio megalítico, pero una vez que alcanza las dos plataformas en lo alto de la colina, los paneles ayudan a interpretar la función que tenían los marcadores astrales.
Se puede acceder en coche casi hasta el yacimiento, aunque el último tramo es una carretera de tierra con cierto desnivel. Al final del camino encontramos un espacio abierto junto a una cadena que marca el punto máximo al que se puede acceder en vehículo. Desde aquí un sendero asciendo durante unos 300 metros hasta los primeros paneles informativos en la base del pico. Hay dos posibles accesos de diferente intensidad para llegar a lo alto.
El lugar es tranquilo y las vistas de 360 grados permiten retroceder en el tiempo. Grupos de amantes de la astrología -y otros del esoterismo- acuden aquí a observar las estrellas y ver el amanecer o el atardecer.
Cómo llegar al observatorio de Kokino
El yacimiento está situado en lo alto de una colina a unos 30 km de la ciudad de Kumanovo en el noroeste de Macedonia. No existe transporte púbico para llegar de modo que las únicas opciones pasan por excursiones organizadas o alquilar coche.
Mapa del observatorio megalítico de Kokino