Bienvenido a Macedonia del Norte!
Formada por una parte de esencia de los Balcanes, otra parte mediterránea y rica en historia griega, romana y otomana, Macedonia tiene un pasado fascinante y un futuro turístico muy prometedor.
Hace unos años el nombre de Macedonia solo traía a la mente la imagen de la Grecia Clásica, y de Filipo de Macedonia y Alejandro Magno, pero hoy en día gana más peso en el turismo que busca nuevos destinos en la Vieja Europa, aún semidesconocidos, baratos y con vuelos desde muchas capitales europeas. Macedonia tiene muchas almas, balcánica sin duda por su geografía, pero también mediterránea, griega, gitana y eslava.
Qué ver en Macedonia del Norte
El Patrimonio de Macedonia no se mide solo en monumentos o museos, ya que lo inmaterial casi se toca con los dedos. Sus gentes, su folclore, su gastronomía y por supuesto su naturaleza son su posesión más preciada.
Skopje puede ser la ciudad capital más divertida y entretenida de los Balcanes, gracias a una combinación de monumentos, museos y fuentes. El resultado es un rompecabezas en el que la historia antigua y la moderna modernidad se fusionan. Skopje resume como pocos lugares la esencia de los Balcanes, como si la ciudad se hubiese construido en un puente entre dos mundos, Occidente y Oriente, Europa y Asia. Esa mezcla hace de la capital de Macedonia un viaje en cada paso que se da por sus calles. El bazar turco desemboca en rincones donde el aroma de la gastronomía albanesa cautiva, y más allá el frenético desenfreno de los derviches giróvagos tiene la capacidad de hipnotizar.
La vieja alma se palpa pero la fachada de la ciudad cambia de forma vertiginosa, ahora con la fisonomía de la enésima reinvención en la que el estilo neoclásico ha inundado Skopje, haciéndose hueco entre minaretes musulmanes y cúpulas doradas de las iglesias ortodoxas.
Hacer turismo por ella se antoja imprescindible para conocer a fondo Macedonia, especialmente a través del contacto con sus gentes. No olvidemos que aquí vive casi un tercio de la población total del país.
La fortaleza o ‘kale’, el Puente de Piedra otomano sobre el río Vardar, el Museo de la Lucha de Macedonia por la Soberanía y la Independencia, el Memorial del Holocausto de los judíos sefardíes, o el paseo por el barrio turco de Carsija para palpar los ritmos de los cafés en sus terrazas son imprescindibles en nuestro paso por Skopje. Los han, los antiguos caravasares que servían de posada en las travesías comerciales hacia Oriente se han reconvertido para dar cabida a alojamientos o tiendas.
Desde lo alto del monte Vodno la vista Skopje por un lado y de los altos picos de las montañas de Macedonia hacen que el viaje en teleférico haya merecido la pena.
Y si pasamos por Skopje un sábado una buena recomendación es acercarse a Shuto Orizari, en las afueras de la capital, el asentamiento gitano más grande del mundo, y cuyo mercado es una inmersión fabulosa en la cultura local.
Naturaleza de Macedonia
Los parques nacionales de Mavrovo, Galičica y Pelister también están germinando excelentes iniciativas culturales y de turismo gastronómico.
Los números anticipan el relieve y la geografía macedonia, con más de 50 lagos y 34 montañas que superan los 2.000 metros.
Ohrid es una oda a la naturaleza. Quizá el lugar más bello de toda Macedonia, con su lago que sueña a ser un mar, y lugar donde acuden turistas y macedonios para disfrutar de su placentero verano. La ciudad de Ohrid y el lago homónimo forman un pack Patrimonio de la Humanidad para la Unesco, y pueblos como Trpejca son tremendamente atractivos.
El resplandeciente lago Ohrid y la histórica ciudad costera de Ohrid han grabado un lugar para Macedonia en el mapa turístico, pero esta pequeña nación es mucho más que un gran lago.
El parque nacional de Mavrovo es el más grande de los tres que hay en Macedonia, con frondosas áreas de pinos y abetos que se asoman vertiginosamente a cañones donde el agua aún carcome la piedra. El mítico lince balcánico mora Mavrovo, que también esconde otro tesoro, el monasterio cristiano ortodoxo de Jovan Bigorski.
No se debe obviar el cañón de Matka, uno de los lugares naturales más sorprendentes de Macedonia, y cuya cercanía con Skopje permite una excursión de una mañana.
Gentes acogedoras
Dicen que los macedonios son gente hospitalaria, tranquila y con un carácter muy mediterráneo y pro europeo, y solo cuando se acude aquí y se socializa con ellos se puede refrendar ese espíritu amable que los define.
Sorpresas
En Macedonia las historias curiosas no tienen fin, y el pueblo de montaña de Vevcani es una de ellas. Su autoproclamación de independencia en 1991 demuestra el complejo rompecabezas balcánico de la geopolítica.
La ciudad de Bitola ejemplifica el sinsentido de las fronteras y de las patrias. A apenas quince kilómetros de Grecia, aquí estuvo la ciudad griega de Heraclea (luego próspera ciudad romana y centro comercial otomano), cuya fundación fue promovida por Filipo II de Macedonia, padre del Magno Alejandro.
Más allá de la disputa por el nombre de Macedonia entre griegos y habitantes de la República de Macedonia, lo que se demuestra es que una línea invisible no puede separar a gente que no se diferencia por una bandera.
Kokino es otro lugar insólito, al ser uno de los primeros observatorios astronómicos de la NASA, y que está en la lista de candidatos para entrar en el club Unesco.
Gastronomía y vino
Qué se puede decir de la gastronomía macedonia, compendio de muchos platos que encontramos en toda la región balcánica, y que junto a su poco conocido vino cultivado, constituyen otro motivo más para venir de viaje a Macedonia.
El resto de Macedonia es un terreno pionero para los aventureros. La infraestructura turística es escasa, pero los lugareños son amables y hospitalarios. Las montañas son omnipresentes y una meta interesante para los que buscan rutas de trekking poco exploradas. Así que si quieres salir de los caminos trillados en Europa, este es el lugar. Ven a Macedonia.